09 agosto, 2007

We Are The Dead

Los zombis no podían faltar en el último programa de martes, aunque sea en la extraña forma de un poema. Lo escribí yo... ojala les guste! (dedicado a toda la gente de Pittsburgh)


Cada sensación se funde con la otra
(el alivio se mezcla con la histeria, la ira y el perdón –
el morir de un eco con el celo en los labios).
La percepción tiene grietas
como los trazos de un vidrio
rajado.
me siento tan hambriento
desnudo
sin pretextos.
ojos semicerrados…
es la sangre de mil cuerpos aquello que me ciega.
pensamientos ajenos
como dedos que mastico
simples restos.

algo me habla al oído.
volteó y veo
mi conciencia sin voz
sobrevive
apenas.
pregunta mi
nombre
el aliento en las
vacías cuencas
de mis
ojos.
no hay respuesta
apenas un gruñido
de cuerdas partidas
y acordes densos.
digo adiós
y me dejo llevar
por esta muerte que es vida
aunque sea
muerta.

Entonces
pasa
poco a poco
todo es vacío en mi
“es forzoso pensar
es necesidad
seguir sintiendo”
repite un yo
agonizante
-no este que ahora soy
-no a las fauces rotas
-no a la noche desollada.

Otro gruñido
y ahora todo
se nubla y con
suerte me veo
siguiendo a mis verdugos
obediente del instinto
y son mis entrañas
las que se marchitan
y es un ardor inexplicable
en el fondo de mi estomago
el ansia
la belleza
de las flores rotas.

Hasta que te encuentro
y me prendo de tu
ropa
y te conozco
aunque no.
Pero esas lágrimas
de pánico
-tu lengua atorada
-tus uñas en mi cien
me dicen que eres mía
que no hay escapatoria
que no te dejare ir
sin llevarme a la boca
tu forma
un trozo de tu carne.

Y entonces sé
que estas palabras
serán las últimas
que escucharé

jamás.

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